Toda serie adolescente americana que se precie debe tener unos ingredientes básicos: un instituto, un montón de alumnos que rivalizarán unos con otros por la ansiada popularidad y mogollón de problemas de todos los tipos que se puedan imaginar.La mayor parte de las veces esas series están cortadas por el mismo patrón y no aportan nada novedoso. Otras, como en el caso de ‘Awkward’, la mezcla de ese universo teen, con mala leche y un guión bien escrito puede hacer maravillas.
Pero si la ficción en cuestión carece de ello, siempre pueden usar como reclamo a un puñado de jovencitos agraciados y musculados. Afortunadamente, para los seguidores de ‘Awkward‘, la comedia tiene un poco de todo. Aunque uno de sus protagonistas diga sentirse como un trozo de carne por ello.