Últimamente nos hemos quedado un poco huérfanos de su figura, pero lo cierto es que un doctor con mala leche como protagonista de una serie es algo de lo más común y que siempre ha dado juego a guionistas y directores.
Becker fue un ejemplo de ello: un médico sin nada que perder, hastiado de su trabajo y de la vida en sà que no duda en pagarlas con los pacientes, a los que trata verdaderamente mal, pese a lo cual se hace querer.