(Contiene Spoilers)
Brutal y espectacular capÃtulo este decimosexto de la tercera temporada de The Walking Dead, con el Gobernador en plan asesino despiadado y desquiciado que causa estragos allá por donde pisa.
El episodio comienza con el mandatario apaleando a Milton por haber quemado zombis para retrasar el ataque a la prisión que se llevará a cabo ese mismo dÃa. Tras pegarle duro le dice que mate a la maniatada Andrea y como se niega lo apuñala y lo deja moribundo en la misma habitación cerrada que ella, sabiendo que en cuanto muera se convertirá en zombie y acabará cumpliendo con la petición aunque sea de manera inconsciente.
Por su parte la gente de Rick parece haber abandonado la cárcel ante la proximidad de la guerra pero solo es una simulación: cuando los hombres del Gobernador entran en acción y creen que los enemigos han huÃdo, comienzan un ataque que hace que los invasores retrocedan.
Durante la vuelta a Woodsbury, el Gobernador trata de convencer a su ejército de que regresen a terminar lo que habÃan acabado, pero como estos parecen reticentes los mata a todos, menos a sus dos leales seguidores, abriendo fuego a discreción con una ametralladora.
Rick y un par de sus hombres deciden ir a Woodsbury a rematar la faena con ataque sorpresa y se encuentran con la masacre provocada por el gobernador, salvan a una superviviente y llegan a la ciudad antes que el mandatario, con lo que tienen tiempo de ver morir a Andrea, que finalmente no pudo evitar el ataque de la versión zombie de Milton, y de llevarse de allà a unas cuantas mujeres, y niños, que se dan cuenta de la locura del Gobernador al escuchar los hechos.
La cosa se pone cada vez más caliente… Volverá a haber noticias del Gobernador.
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Foto – El cÃrculo bipolar